sábado, 28 de junio de 2014

Feliz cumpleaños hermano, feliz cumpleaños Edgar!

30 años ya?, hemos pasado juntos 19 (que son los que tengo yo) y no parece, es mas aún siento los baldazos de  agua fría que me echabas desde unos 3 metros de distancia, porque te daba asco limpiarme cuando me ensuciaba de pequeño (luego Karen pasaría por lo mismo), o los buches de los pájaros que cazaban y que freían con Gustavo, que importa con piedras y todo (sí, no sabían que se cortaba y se limpiaba por dentro), o las noches que llegabas con tus amigos y me despertabas sólo para reemplazarte en la chupetas y terminaba quedándome días, sin lugar a duda eres el ejemplo a No seguir, pero no importa.
Desde pequeño has tenido una vida bien sufrida no?, qué pesada la Auro y el Alejo para tenernos bien separados de tiempo, y ya desde pequeño te daba lata, se iban a trabajar y tenías que cocinar... agradece que no recuerdo esa sazón, o por algo será. Recuerdo cuando jugábamos a las escondidas o las chapaditas con la gente del barrio, en una de esas me mordió el perro y en vez de preocuparte te morías de risa, como cuando tu perro le mordió el pene al vecino, o como cuando fuimos a traer agua del río para una planta y en el camino me comenzaron a perseguir unas vacas, me tiré a la asequia, salí embarrado de lodo y tú?... riéndote a más no poder. Cómo olvidar cuando yo perdía en los juegos o me picaba por cualquier tontería me ponía a llorar sólo para darme el gusto de que mi vieja te grite y ya dependiendo del dramatismo que le metía te caía la sandalia o correazo, qué basurita que era.

¡Marcianos…, marcianos! Iba gritando hasta que un salvaje me contestó ¡Cómetelos!, fue la época en la que nos íbamos al río a vender marcianos, la de cosas que pasábamos, fue curioso que tú me enseñes a nadar, cuando tú ni sabías!! Y contra la corriente!!, no sé cómo no me ahogué, al final supongo que de algo servían tus clases.
Negro no hay la plata!!,  ni tu walkman, se lo lleva ese perro!!... fue el día que nos asaltaron, te fuiste con los primos a recuperar las cosas mientras yo me quede a… “cuidar la caja”, todos regresaron… pero sin nada, desde ahí el recorrido era medio tela, faltaba la música.

Te acuerdas cuando trajeron la primera bici y cuando te compraste una?, como yo no sabía manejar no te quedaba otra que pasearme, que importa que se me adormezca las piernas en el viaje y al bajar diera pasos como Bambi recién nacido, o que por eso una vez se me meta el pie y terminé doblando el aro de la llanta. Cómo olvidarme la noche aquella en la que bajé y me faltaba un zapato, lo primero que se me cruzó por la cabeza era la paliza que me iba a caer y fuimos a buscarlo, pasamos por todos los sitios, al final estaba en la puerta de una cabina de internet, la chica que atendía se ganó el pase y se comenzó a reír -¡Qué Vergüenza!- aunque tú, no te quedaste atrás.

Las navidades, los años nuevos y las fiestas de San Fernando, son las que más añoro, porque siempre estás ahí. Tus planes, tus sueños… y tus secretos, tantas cosas, muchas… muchas cosas hemos pasado. Qué bueno que estabas y estás ahí, ahora… ahora te toca ser como el Alejo, ver a tus crías, cuidar tu propia familia, me entristece un poco saber que ya nada será como antes, pero me alegra mucho más saber que se vienen más cosas, lo mejor de todo es que siempre estaremos juntos, los tres, nuestros padres y tu familia, está demás escribirlo porque te lo digo cada vez que hablamos, cuídate, te quiero mucho hermano, Feliz cumpleaños y que se vengan muchos… muchos más. Salud!!.